lunes, 30 de diciembre de 2013

El juego de la muerte



 El juego de la muerte es un documental sobre  un experimento para estudiar la autoridad de la televisión y su influencia sobre la obediencia. Basado en el experimento de Milgram. Lo que se buscaba con este experimento era determinar hasta donde llegaba la obediencia del sujeto a las órdenes dadas con la autoridad de la televisión  cuando estas le ordenaban hacerle daño a otra persona.
En este experimento se les hizo creer a los individuos que estaban en un episodio de un concurso de televisión. Este concurso consistía en que uno de los concursantes (un actor) tenía que memorizar 27 verbos en un minuto mientras que el otro concursante (el sujeto real del experimento) era quien debía comprobar la corrección de las respuestas y si la respuesta era incorrecta aplicar un castigo. El castigo consistía en aplicar una descarga eléctrica, cada vez de mayor intensidad. El sujeto del experimento no podía ver al falso concursante pero si podía oír sus gritos de dolor y sus suplicas. A pesar de ello el 81% de los sujetos llegaron hasta el final, un 19% más que en el experimento de Milgram.
Los humanos damos credibilidad a ciertas personas o instituciones que influyen en nuestra conducta. Milgram demostró que todo individuo es capaz de cometer las peores atrocidades si la autoridad que se lo ordena es en su opinión legítima. Como ocurrió por ejemplo en el holocausto, donde una parte de la sociedad se volvió cómplice e incluso participe de esta atrocidad. Supongo que es porque desde pequeños se nos enseña a hacer caso a la autoridad, a nuestros padres, profesores, gobiernos porque la autoridad es normalmente buena, pero si esta se vuelve mala, no sabemos cómo reaccionar.


sábado, 30 de noviembre de 2013

¿Quién o qué soy yo?

¿Quién o que soy yo? ¿Se puede definir? Todos los filósofos han intentado responder a esa pregunta. Es importante saber quién eres para que no te engañen, para que no te puedan hacer daño. Yo voy a estructurar mi trabajo definiendo quien soy yo a través de mi pasado, mi presente y mi futuro.
Yo no soy una cosa concreta. Soy una mezcla de miles de cosas, mis padres, mi educación, mi cultura, mi pueblo. A pesar de eso voy a intentar hacer el trabajo respondiendo a la pregunta, ayudándome de algunos de los autores, textos, ideas que hemos estudiado a  lo largo de la evaluación como ya he dicho en la introducción voy a estructurar mi trabajo defendiendo quien soy yo a través de mi pasado, mi presente y mi futuro. En primer lugar mi pasado, yo soy toda la historia de la humanidad. El resultado de la cultura griega, romana, la edad media, la dictadura de franco, de la cultura de occidente, pero más en concreto soy el resultado de mi familia cercana, mis padres, mis abuelos. Gracias a ellos, soy lo que soy. Mis abuelos que han luchado por sacar a mis padres adelante, y mis padres, que están haciendo lo mismo por mí. También soy la educación que me han dado. ¿Puedo mirar más atrás? Soy los eslabones antes de llegar al homosapiens y también el homosapiens.
En segundo lugar mi presente. Desde luego soy lo que soy ahora. Lo que me define, mis características, lo que hago, mis gustos, mis aficiones, mi personalidad. Como Rousseau, yo creo que soy buena por naturaleza y he tenido la suerte de que la familia en la que he nacido, los amigos que tengo me han permitido seguir siendo así. Estoy convencida de que sería peor persona si hubiera vivido circunstancias difíciles.
Finalmente yo soy mi futuro, lo que deseo, lo que proyecto, lo que espero, como Deleuze creo que no “soy” sino que me “voy haciendo”. Aunque todos los deseos que tengo ahora pueden cambiar porque estoy en “movimiento”

En conclusión sigo pensando que la pregunta ¿Quién o que soy yo? Está mal formulada, la historia de la filosofía ha intentado contestar a esta teoría, como lo hicieron Aristóteles, Descartes… Pero si tengo que resumir mi postura yo estoy de acuerdo con Deleuze “yo soy hierba” No sé muy bien que quiere decir, pero yo quiero ser hierba. “la vida que hay en cada uno de nosotros es un grado de potencia, no es algo fijo y dado de una vez por todas, sino algo en continuo devenir, crecimiento y disminución” Deleuze, recogida en el capítulo 5. El Deseo.

domingo, 27 de octubre de 2013

Mito de Narciso

NARCISO Y ECO, EL MITO SEGÚN OVIDIO (Metamorfosis, libro III v.339-510) 
 El adivino Tiresias daba a quien se las solicitaba profecías verdaderas. La primera de éstas la recibió Liriope, ninfa que tuvo, de su forzado ayuntamiento con el río Cefiso, un niño a quien puso por nombre Narciso. Habiendo preguntado si éste habría de llegar a viejo, el vate le contestó: "Si no se conociere". El tiempo vino a darle razón.  
Cuando Narciso cumplió los dieciséis años, fue pretendido por muchos jóvenes y muchachas, y a todos se negó. En una ocasión en que cazaba, lo miró una ninfa locuaz, que nunca habló antes que otro, ni pudo callar nunca después que otro hablara: Eco, quien aún ahora devuelve las últimas palabras que escucha. Juno había hecho que eso le ocurriera como castigo por distraerla con largas pláticas mientras Júpiter la engañaba yaciendo con las ninfas. La diosa, al caer en la cuenta de lo que ocurría, le redujo el uso de la voz a devolver los sonidos extremos de las voces oídas.
Vio, pues, Eco a Narciso vagando por el campo, y al instante ardió de amor y lo siguió a hurtadillas, y más lo amaba cuanto más lo seguía; pero nunca pudo hablarle primero, porque su naturaleza se lo impedía, y hubo de esperar a que él comenzara. Y esto ocurrió, porque alguna vez que se había apartado de sus compañeros, Narciso preguntó en alta voz quién estaba presente, y Eco repitió esta última palabra. Pasmado al oírla, Narciso gritó "Ven", y ella le contestó con la misma voz. Engañado, el joven siguió hablando, y llegó a decir: —"Juntémonos." Contestó Eco con la misma palabra, y salió de la selva dispuesta a abrazarlo.
Huye Narciso, y habla: "Moriré antes que tengas poder sobre nosotros", y ella tras repetir las últimas cuatro palabras, vuelve a ocultarse en las selvas, cubre su rostro con follaje, y desde entonces habita en grutas solitarias.
Más aún: dolida por el rechazo de que fue objeto, ama todavía con mayor intensidad, y su cuerpo enflaquece y pierde todo jugo, y es ya solamente huesos y voz, y luego nada más que voz; sus huesos se hicieron piedra. Un sonido, que todos pueden oír, es cuanto de ella permanece.
Como a Eco, había despreciado el joven a otras ninfas y jóvenes. Alguien de los despreciados rogó al cielo que, por justicia, él llegara a amar sin poder adueñarse de lo que amara. Y Temis asintió al ruego tal.
Junto a una fuente clara, no tocada por hombre ni bestias ni follaje ni calor de sol, llega Narciso a descansar; al ir a beber en sus aguas mira su propia imagen y es arrebatado por el amor, juzgando que aquella imagen es un cuerpo real; queda inmóvil ante ella, pasmado por su hermosura: sus ojos, su cabello, sus mejillas y cuello, su boca y su color. Y admira cuanto es en él admirable, y se desea y se busca y se quema, y trata inútilmente de besar y abrazar lo que mira, ignorando que es sólo un reflejo lo que excita sus ojos; sólo una imagen fugaz, que existe únicamente porque él se detiene a mirarla.
Olvidado de comer y dormir, queda allí inamovible, mirándose con ansia insaciable, y quejándose a veces de la imposibilidad de realizar su amor, imposibilidad tanto más dolorosa cuanto que el objeto a quien se dirige parece, por todos los signos, corresponderle. Y suplica al niño a quien mira que salga del agua y se le una, y, finalmente, da en la cuenta de que se trata no más que de una imagen inasible, y que él mismo mueve el amor de que es víctima. Anhela entonces poder apartarse de sí mismo, para dejar de amar, y comprende que eso no le es dado, y pretende la muerte, aunque sabe que, al suprimirse, suprimiría también a aquel a quien ama.
Llora, y su llanto, al mezclar el agua, oscurece su superficie y borra su imagen, y él le ruega que no lo abandone, que a lo menos le permita contemplarla, y, golpeándose, enrojece su pecho.  Cuando el agua se sosegó y Narciso pudo verse en ella de nuevo, no resistió más y comenzó a derretirse y a desgastarse de amor, y perdió las fuerzas y el cuerpo que había sido amado por Eco.
Sufrió ésta al verlo, aunque estaba airada todavía, y repitió sus quejas y el sonido de sus golpes. Las últimas palabras de Narciso lamentaron la inutilidad de su amor, y Eco las repitió, como repitió el adiós último que aquél se dijo a sí mismo. Murió así Narciso, y, ya en el mundo infernal, siguió mirándose en la Estigia. Lo lloran sus hermanas las náyades, lo lloran las dríadas, y Eco responde a todas. Y ya dispuestas a quemar su cuerpo para sepultarlo, encuentran en su lugar una flor de centro azafranado y pétalos blancos.





















COMENTARIO:

 “El narcisismo es la excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras” Definición RAE. 
El narcisismo plantea un problema individual y un problema social.
Como problema individual, al despreciar a los demás, y ser egocéntricos, los narcisistas se acaban “ahogando” en sí mismos. Como le ocurrió a Narciso según alguna versión del mito que dice que buscándose a sí mismo en el agua, se ahogó. Dado que consideran que los demás están ahí para satisfacer sus necesidades, no dudan en tratarlos como objetos solo necesarios para lograr sus objetivos.  Así como Narciso muere de hambre, el narcisista también, ya que metafóricamente hablando las demás personas nos alimentan. Ya sea con sus diferencias, con sus distintos valores, las demás personas te enseñan. Al considerarse superior al resto, el narcisista pierde la oportunidad de aprender de los demás.
También las sociedades pueden ser narcisistas. Es cierto que el narcisismo social tiene como objetivo mantener la cohesión en el grupo. Actualmente los países necesitan de un elemento común en el que se sientan reflejados. En ocasiones este elemento unificador ha sido malsano, como fue el caso de la Alemania nazi. El Narcisismo social debería plantearse considerando a la sociedad como un todo del que cada una de sus partes es esencial para que perdure. Nuestra sociedad occidental está fracasando al despreciar el resto de sociedades, de culturas, sus sabidurías y valores morales, y como Narciso se está “muriendo de hambre” y “perdiendo la vida”.  Sería conveniente que en este mundo globalizado, el narcisismo social se dirigiera a la totalidad de los seres que lo forman, con lo que el desarrollo traería crecimiento y un mayor bienestar para toda la humanidad.