Todos los humanos, desde que
nacemos perseguimos una cosa, la felicidad. Todos queremos ser felices, aunque haya
diferentes opiniones acerca de cómo alcanzarla. Unos asocian la felicidad con
el dinero, otros con los honores, otros con los placeres... Aristóteles cree
que la felicidad no se puede alcanzar de ninguna de estas maneras, para él
estos son factores que no dependen de nosotros, el dinero es algo efímero que
podemos ver como aparece y como desaparece con facilidad. Los honores, son algo
que depende de la gente de nuestro alrededor pero no de nosotros mismos. El
placer para Aristóteles es importante, pero cree que se asocia más con un alma
irracional.
Para Aristóteles la
felicidad no puede basarse en algo ajeno a nosotros sino que tiene que depender
de uno mismo, y puesto que hay algo que nos diferencia, el alma racional, para
ser felices hemos de ser virtuosos, es decir actuar correctamente, conforme a
la razón. Es aquí donde Aristóteles defiende la teoría del justo medio. Para alcanzar la virtud debemos actuar prudentemente,
es decir actuar conforme a un justo medio entre dos extremos viciosos. Para el
filósofo actuar acorde a los extremos es algo negativo. Así lo bueno entre ser
cobarde u osado, lo correcto, es el justo medio: ser valeroso. El justo medio
no es la mitad aritmética, él defiende que en ocasiones esa "mitad"
depende de uno mismo y de las circunstancias, por lo que el justo medio podría,
admite él, "acercase" hacia uno de los extremos. Por ejemplo, en una
casa que se está quemando lo correcto qué es: ¿salir huyendo para salvar tu
vida, de forma cobarde, o arriesgar tu vida entrando en la casa e intentar
auxiliar a personas atrapadas, incluso de forma osada?. Lo correcto para
Aristóteles es el justo medio, es decir no salir huyendo sino intentar socorrer
al resto sin poner totalmente en juego tu vida. Pero, ¿qué pasaría si el que
estuviera atrapado es tu hijo? entonces lo correcto ya no es lo que en el
ejemplo hemos llamado justo medio, sino acercarse más hacía el extremo de la
osadía, e intentar salvarlo.
Con su teoría Aristóteles
defiende que los extremos nunca son virtuosos, buenos, pero después del ejemplo
anterior, quizá él podría estar de acuerdo con la tesis que expongo a
continuación. Creo que puede haber ocasiones en que actuar conforme a los
extremos, mal llamados viciosos, es actuar correctamente y conforme a la razón.
Defiendo que podemos ver actuaciones extremas
pero que sean correctas, como se han dado en dictaduras, o en esta situación
actual tremendamente injusta dominada por los poderes económicos. Nosotros, en
estos últimos años hemos visto actuaciones extremas, muy criticadas, pero ¿podría
Aristóteles defenderlas?. Una situación que se me ocurre mencionar son los
escraches. La PAH, tras la negativa de algunos políticos a aprobar la dación en
pago, decidió presentarse en casa de estos para informarles acerca de las
consecuencias que esto tendría para muchas personas. Es una situación extrema,
que un grupo de gente vaya a casa de alguien y le pueda increpar, ¿es actuar
correctamente? Desde el punto de vista clásico podría parecer que no es una
actitud prudente. Desde esta perspectiva no estaríamos actuando según el justo
medio, sino que nos situamos en un extremo. Pero luego puedes reflexionar y ver
la situación tan completamente injusta que están viviendo las personas que
hacen esto. Mientras los políticos niegan esta ley esas personas están siendo
desahuciadas, sin ningún tipo de ayuda, sin ingresos para vivir, viendo que las
peticiones que hacen al ejecutivo son ignoradas. Por ello deciden hacer los
escraches. Desde esta perspectiva defiendo que esto es actuar prudentemente y
de modo virtuoso. Porque no sólo luchan por ellos sino también por los derechos
de todos nosotros.
Tendría decenas de ejemplos
para proponerle a Aristóteles: quemar un banco que te ha vendido preferentes;
interrumpir el Congreso desnudándose para defender el derecho a la libertad de
la mujer; negarle la mano al Ministro de Educación cuando te entrega un premio
a tu expediente; encerrarte en un hospital hasta que te den una medicación; ser
piquete en una huelga...
Dime Aristóteles, ¿dónde
está la virtud? ¿dónde la prudencia?
Bien, Estela. Buena y original entrada.
ResponderEliminarSaludos